martes, 17 de marzo de 2015

Crónica de unas vacaciones inundadas; con todo y falso tsunami

Por Daniel Ontiveros


La fecha estaba puesta el fin de semana pasado y puente por el Natalicio de Benito Juárez, y la mitad de mis vacaciones, decidí irme a Barra de Navidad, ante todo mal pronóstico del tiempo, decidimos ir.

Una esperanza daba The Weather Channel, ya que pronosticaba al menos para la tarde del domingo y el lunes, por fin saliera el sol, y le hice caso.

En la madrugada del 14 de marzo, la partida hacia Barra de Navidad. En Zapotlanejo no estaba haciendo frío, y mucho mejor, no estaba lloviendo. Todo iba bien. Atravesamos Guadalajara hasta la salida sur y por la autopista rumbo a Colima (es mucho más corto por este lado).

Los problemas comenzaron en la laguna de San Marcos, empezó con un chispíteo de agua, y el frío a arreciar, para esto ya eran las 5 de la mañana. Ya en Ciudad Guzmán, el ambiente era peor, era mucho de todo: mucho frío, mucha lluvia, mucho tráfico, y el pobre tsurito iba con los limpiabrisas a todos lo que daba y no se daba abasto.

Pasamos Ciudad Guzmán, llegamos a Colima y seguía lloviendo y lloviendo. Una cosa buena, ya no hacía frío. Para llegar a Ciudad Guzmán pagamos dos casetas de peaje de 129 cada una, donde están ubicadas, quién sabe, porque cada rato las cambian de lugar, pero al menos el trayecto de Colima a Tecomán es de 4 carriles y tramos de 6 y de a gratis.

Seguía la lluvia, y más lluvia. Ya en Tecomán el clima mejoró y decidimos irnos por la libre hasta Manzanillo, llegamos al puerto y tomamos el libramiento hacia Cihutatlán, todavía quedaba una hora de camino.

Por fin en Barra de Navidad y parecía que el clima a mejorar, porque se veía el sol, porque uno va a la playa a tomar el sol, no a esconderse de la lluvia y el frío.

¡A la playa!

En Barra de Navidad, el mar está de un lado y una laguna del otro lado. La playa desde el 2011 un huracán se la llevó y apenas en estas fechas están por inaugurar la rehabilitación de toda la playa y la laguna, y por fin le ha vuelto la chispa a este punto turístico de Costalegre. Es más, el Gobierno del Estado, hasta tiene una exposición fotográfica de la historia de Barra de Navidad y el trabajo que ha hecho, pues pa´ presumir, pues.





Se han colocado tres arrecifes artificiales para que las olas no golpeen tan fuerte la playa, y se colocaron toneladas y toneladas de arena para recuperar la playa, en una parte hay una playa mancita. y entre Melaque y Barra el mar como siempre, ha sigue muy rudo.




El viento soplaba algo fresco, pero había sol, y ooooo!! algo que olvidaba, en este tiempo el agua es fría, y con aire frío pues más fría se siente. Estuvimos alrededor de una hora intentando meternos al mar, pero cada que llegaba una ola era sacarle porque llega a un punto el agua que dices: ¡si está fría!.

Alrededor de las 5 de la tarde, comenzó a nublarse, ya para las 7 estaba chispeando o chipi chipi, como muchos le dicen, Fuimos al hotel, luego a comer, luego a turistear por el pueblo esperando no lloviera más, pero eso nunca pasó. Esa noche empezada un verdadero diluvio.

Desde esa noche del sábado, comenzó una lluvia constante, que solo daba tregua unos minutos, con viento frío. Y había dos opciones: sortear el frío y entrar al mar o la alberca así o guardarse y cobijarse en el hotel. Las dos cosas pasaban.

El domingo, nublado, como panza de burro, viento, frío, tanto así que terminamos enchamarrados y tomando café calientito con un pan en una cafetería, mientras veíamos como caían los chorros de agua por todos lados.

Aunque aquí están acostumbrados a la lluvia, para todos los pobladores era muy extraño este clima, porque había personas que comentaban que tenían 10 años que no veían que lloviera tanto en el mes de marzo, pero este año era más atípico porque la cantidad de agua era demasiada.


Comimos en un restaurante, que al final parecía que el pulpo que me estaba comiendo iba a salir brincando al agua que cada momento subía más, ya que la cantidad de agua que caía era demasiada para el drenaje que se tiene.




La noche del domingo, vientos muy fuertes derribaron árboles, destruyeron techos de teja, se llevaron puertas. Hasta balacera se escuchó durante la madrugada. Una variedad esa noche, cobijados como en un invierno de Zapotlanejo, con el aire acondicionado lo más caliente que pudiera subir, y con el silbido del aire entre las puertas toda la noche, me sentía como en un huracán.

Para el lunes la escena que se esperaba, árboles caídos, olas altas, y al fondo casi en Melaque, unas olas que fácilmente se veían alcanzaban hasta los 4 metros.

Primera vez que me asusto al ver eso, dije ¡ya nos cargó el payaso!, ahora nos va a tragar una ola, y fría la méndiga agua. Toda la gente se quedaba mirando tal espectáculo, hasta que le preguntamos a unos de los pobladores lo que ocurría.



Existe una presa que se llama El Tule, y como la lluvia fue constante durante todo un día y noche anterior, abrieron las compuertas, pero era impresionante la cantidad de agua que salía hacia el mar, porque la fuerza que llevaba era lo que provocaban esas grandes olas que se veían mar adentro y asustaron a más de uno. Troncos, piedras, árboles completos se veía que llevaba el caudal, que ya había arrancado un parte de la playa, del hilo de agua que era uno día antes.

Váaaamonos!!!

En es momento decidimos irnos, ya eran señales de que si eso ocurría en Barra, podía haber derrumbes o más inundaciones, para esto ya era lunes a las 10 de la mañana.



En cuanto salimos de Barra de nueva cuenta comenzó a llover, y todo el camino hacia Manzanillo, tramos de carretera encharcados, inundados, con tierra, tejados y árboles caídos durante todo el trayecto.

El mar en Manzanillo, totalmente alborotado, el bulevar principal que tiene solo pocos años de fabricados, más de la mitad inundado, tanto que el agua se comenzó a meter al carro. De haber sabido, nunca se me hubiera ocurrido querer tomar fotos del puerto, que al fin y al cabo la vista no era más allá de unos 10 metros.





Así siguió el camino hasta Ciudad Guzmán, ya en la laguna de San Marcos, en el parabrisas se veía que caían gotas manchadas como de lodo gris, pensé que era la brisa de otros carros, pero eran más gotas así, y más. Los limpiaparabrisas y el agua del depósito no se daban abasto, porque se empezó a hacer una especie de lodo, que provocó termináramos deteniéndonos a un lado de la carretera para ingeniar como limpiar el vidrio, porque el líquido para limpiar ya se había terminado.

Pusimos una solución glucosada al depósito y así le dimos hasta que dejó de caer ceniza del volcán revuelta con agua de lluvia, esto ya casi en Acatlán de Juárez.

Acatlán, Guadalajara, Zapotlanejo, todo era lluvia, todo era choque y choques por alcance, y suelo mojado, de una lluvia que parece no terminará, dicen los expertos, en los próximos dos meses, y los peor, con frío.

De recuerdos ni hablar, la mayoría de los negocios cerrados, y solo unos tamarindos pude traer.



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