viernes, 28 de febrero de 2014

Instituto Mexicano del Seguro Sepulcro

Por Daniel Ontiveros


Dicen que la primera vez nunca se olvida. La primera vez que toca una pasteleada en el camión, la primera caída y te ven como 300 personas, pero la primera vez en ir al Seguro y a la presidencia por un trámite, literal, es la muerte.

En noviembre, después de 28 años, tuve que ir al IMSS a la clínica de Zapotlanejo, a una consulta, pude haber ido a la Cruz Roja donde se atiende más rápido, pero al ser empleado, se necesita una incapacidad por parte del IMSS.

Puntualmente a las 6 de la mañana hice acto de presencia en el consultorio uno, y ¡ya había fila! Unas 10 personas ya estaban antes que yo.

Se hicieron las 7, 7 y media y ya había otras 8 personas después de mí. Llegó la asistente del consultorio, acomodó a los citados y a los no citados (o sease yo, uno de ellos) y fue clara: primero se atienden a las embarazadas y si queda espacio a los no citados, porque el director hoy no nos puede ayudar a dar consultas.

Cuando escuché eso, fue como un tiro de gracia, después de estar dos horas aguantando el frío y las duras bancas de la clínica, para que digan que lo más seguro es que no haya espacio, ni la faltada al trabajo.

Por suerte, a las 9 de la mañana fue mi turno, me pregunta el doctor mi molestia, y empieza a escribir en la computadora, como traía dos días con un dolor muy fuerte de espalda al grado que ya no podía estar de pie, pensé inteligentemente, al menos un día de incapacidad.

Al final me recetó ¡Diclofenaco y Complejo B!, para el dolor de espalda, siendo que meses atrás me estaba tratando con un medicamento de más de 500 pesos por cajita, y un diclofenaco no iba a hacer ni cosquillas, y para acabarla, me dijo que no tenía nada, además que me mandaba a la clínica 14 con el traumatólogo, pero antes me firmara el director el pase. Todo eso en menos de cinco minutos.

Llegué a la oficina del director, y no estaba, que lo buscara después. En la farmacia ni siquiera tenían complejo B, pero me fui con mi dotación estilo Chabelo de cajas de diclo.
Al otro día tuve que ir a que me firmara el director la hoja de la cita, para enero de 2014!!!!! Dos meses después. Pensaba pobre gente, que solo tiene como opción atenderse en el IMSS, y tiene que aguantar los largos tiempos entre citas, estudios y más citas con especialistas.

Al menos en esta ocasión, antes de llegar al seguro, tuve que ir a la Cruz Roja a que me dieran medicamento y sacar radiografías, porque si no, en el seguro me mandaban por radiografías y luego con el trauma, 4 meses más.

Llegó el mes de enero y la famosa cita con el traumatólogo, la clínica 14, a las 3 de la tarde, gente y más gente: fracturadas, enyesadas, en sillas de ruedas, con muletas, vomitando; y el doctor gritando el nombre del siguiente paciente a atender.

Hasta eso, como ahora si era citado, en 15 minutos fue mi turno (me sorprendieron con la rapidez), el traumatólogo me revisó, hizo pruebas, y el dictamen final: no tienes nada, es más, hasta estás mejor que yo, va a ser defecto de nacimiento.
Entonces por qué me duele, yo pienso que no duele por nomás y si es defecto de fábrica, entonces como se reduce al menos de dolor a molestia, eso lo descubrí con el tiempo yendo al gimnasio.

Esa fue la primera parte… ahora en Zapotlanejo, en la presidencia municipal, iniciando febrero, necesitaba una carta de policía, fui con la que parece es recepcionista, secretaria, encargada de nóminas, todóloga,  que está subiendo las escaleras. Me dio los requisitos (por fortuna ya los traía), pero tenía que pagar en Tesorería, pufffff!!!!!

La fila era desde dentro de la oficina de Tesorería hasta donde terminaba la sombra en los portales a las 9 y media de la mañana.

5 minutos y avanzaba una persona, ya casi al entrar al edificio, apareció un letrero “Caja 3 un solo pago”, y rápido a formarnos en esa fila, hice el pago y de nueva cuenta con la recepcionista, que nunca supe su nombre.

Subí y resulta que no estaba, 10 minutos, 15 minutos, 20 minutos, pensando pacientemente pensé: de seguro está en una oficina. Media hora, y llegó una señora a ver un trámite con la misma persona que yo necesitaba, 5 minutos después terminó su paciencia y empezó a buscarla.

Preguntaba a trabajadores del ayuntamiento y nadie sabía nada, ¡Sebas! Tu sabes dónde está, y responde un tal Sebas: sí, salió y pidió permiso, diles que al rato regresen.  Atención, un poco de atención es lo que se pide, si ven a gente haciendo fila, al menos acercarse a ver en qué se puede ayudar, no esperar a que los correteen y andar arreando para que se pongan a trabajar.

Mientras llegaba la secre, fui al IFE porque intenté renovar la credencial, pensando ilusamente que no había tanta gente, ¡¡¡error!!! estaba peor, regresé a la presidencia y otros 20 minutos para tener la famosa carta de policía.

Me imagino, que estas situaciones son del diario, que uno tiene que andar buscando a los burócratas como si nos fueran a hacer un favor en atendernos, siendo que es su trabajo, y al menos si no pueden ayudarnos, de perdida que nos manden a freir espárragos de una manera más diplomática, o usted qué piensa.

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