Publicado en Excelsior.com.mx
26 de Octubre de 2011
Obtuvo su tercer oro, ahora en equipos de racquetbol, junto
a Samantha Salas. México barre las preseas doradas en la rama femenil
GUA DAL AJARA, 26 de octubre.- Ayer, Rhonda Rajsich volvió a
ser sacrificada. El ritual que se repite por tercera ocasión en el racquetbol
femenil, en el que Paola Longoria, con esguince en el tobillo izquierdo, volvió
a tomar el papel de verdugo. La potosina invocó el oro y éste, dócil, brilloso,
sólido, se postró por tercera ocasión ante la indiscutible mejor jugadora del
planeta.
Fue por equipos, con Samantha Salas como escudera, en un
duelo que se definió en singles. Un 2-0 por encima de Rhonda Rajsich y Cheryl
Gudinas.
Longoria perdió el primer set en un dramático 14-15, se
emparejó con el 15-6 y al final, la potosina humilló a su eterna rival en un
11-1 que muy cerca estuvo de terminar en una derrota para Rhonda sin punto
alguno.
Paola pateó con furia la pelotita, después de fallar un
golpe que parecía fácil. Tenía la intención de pintarle un cero a su gran rival
en el deporte que ambas dominan en el circuito profesional, pero el 6-1 en el
marcador indicaba que sería para otra ocasión. De todas maneras, la mexicana
comenzó con golpes certeros, en los rincones, donde el daño es mortal y en
donde los largos brazos de la número uno no llegaban.
¡Uno, dos, tres, cuatro y cinco golpes sin respuesta! La
estadunidense se perdía entre los gritos de los aficionados. Le llegaba el
punto final, la hora de convertirse una vez más en la víctima de esta historia
panamericana.
¡Uno!, ¡uno!, ¡uno!, el público pide la cabeza de la
gringuita, la voz oficial en las instalaciones suplica silencio, mientras
Rhonda parece una estatua de sal, inclinada, con las rodillas flexionadas y la
mirada en la pared de enfrente.
El último golpe fue seco. Bajito y sin oportunidad de
respuesta. ¿Cómo presumir que se es la número uno del planeta, si una
chaparrita mexicana te esconde la pelotita de goma? La pesadilla para la
Rajsich se repite en tres ocasiones, la plata que le sabe a poco y el mariachi
que ya entona.
Vendría el segundo enfrentamiento entre las féminas.
Samantha Salas con el oro en la raqueta y Cheryl Gudinas tratando de no
convertirse en la segunda víctima de la tarde. Torpe su intento. Si en el
primer set perdió en un decoroso 15-8, en el definitivo no supo qué hacer con
la raqueta y poco a poco se fue borrando de la pecera cristalina, donde el 15-2
marcó el final. El oro toma forma de mujer. Son dos, y mexicanas.
En la rama varonil, el equipo tricolor también se colgó la
medalla dorada al imponerse 2-1 a la representación estadunidense con victorias
de Álvaro Beltrán y Javier Moreno en dobles y de Beltrán en el singles.
El mundo, alrededor de la Peke
Cada vez que Paola Longoria se encierra en las cuatro
paredes, de inmediato empuña la raqueta de la firma Racquet Skins que ella
misma diseñó. No se conforma con doblegar a la número uno del mundo –Rhonda
Rajsich–, también quiere triunfar como empresaria. Oakley le paga bien por
cubrir sus ojos, Conade le entregará 300 mil pesos por cada oro conseguido en
estos Panamericanos, mientras que brilla en la moda la Paola Longoria
Collection la que se puede buscar con su marca Top Play Gear.
No es coincidencia que la potosina de 22 años se identifique
con la película Million Dollar Baby. Rostro de niña, extrovertida y estudiante
en la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica en la Universidad Autónoma de
Nuevo León, estado donde es patrocinada por la Casa de Bolsa Value. También
tiene su propio programa de TV y uñas decoradas como lo hiciera Florence Griffith
Joyner.
Le dicen Peke, aunque su 1.64 de estatura no fue un
impedimento para ganar el Premio Nacional de Deporte en 2010 y ser la encargada
de encender la antorcha que viajaría rumbo al pebetero tapatío. Ganar títulos
se ha convertido en parte de su crecimiento, pues Longoria cuenta con ocho
mundiales consecutivos en distintas categorías.
Antes de que Paola se asomara al racquetbol, el mundo era
gobernado por Rhonda Rajsich. Mujer atlética que en los 90 fuera basquetbolista
colegial y que volteara al racquetbol para dominarlo desde 2005. Ella se
identifica con la película Tiburón, es depredadora y nunca se le mira
preocupada o molesta. Ni siquiera cuando se encuentra a Paola en su camino.
Amante de Carmina Burana, la Rajsich nunca se rinde, aunque
sus 31 años empiezan a cobrar factura. Sigue siendo la número uno en la
clasificación del racquetbol, aunque este año no ha podido con Longoria.
Ya sea el US Open 2011 o los tres duelos Panamericanos, la
pesadilla para Rhonda se llama Paola Longoria. Una jovencita que no necesita
mirar las listas de la Organización Profesional de Racquetbol Femenil (WPRO)
para saber que ella es la verdadera número uno en el mundo.
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