Con la
incorporación de Zapotlanejo al Área Metropolitana de Guadalajara, esta aumentó
su reserva de vivienda a más de 800,000 personas para asentarse en el
municipio.
Lo único que
detiene el crecimiento al menos por la parte norte de Guadalajara, es la
construcción de un puente sobre el río Santiago, para conectar a Matatlán con
Guadalajara, y así iniciar el desarrollo de vivienda para 1 millón de personas,
donde estará instalado el Centro Universitario de Zapotlanejo de la Universidad
de Guadalajara.
La Asociación de
Desarrolladores Inmobiliarios de Occidente, tiene planeada una inversión de 18
mil millones de pesos para desarrollos inmobiliarios donde ya incluye a
Zapotlanejo en su inversión próxima.
En ese contexto,
en días pasados Tlajomulco de Zúñiga y Zapopan anunciaron que están a punto de
vetar el desarrollo de nuevos fraccionamientos porque no garantizan los
servicios indispensables, uno de ellos el agua, con lo que la ciudad dejaría de
crecer hacia el sur, empujando el desarrollo con los vecinos del lado oscuro
que son Tonalá, El Salto y Juanacatlán, quienes concentran los mayores niveles
de inseguridad de la zona metropolitana, y han crecido de manera desordenada
con fraccionamientos abandonados, que han sido construidos bajo permisos
irregulares.
No se trata de
crecer hacia todos lados, sino que la ciudad crezca de forma ordenada y donde
esos nuevos fraccionamientos realmente sean centros de vivienda, y no sirvan
solo para dormir, o terminen siendo colonias con las casas abandonadas,
absorbidas por la delincuencia.
La idea, al menos
en Zapotlanejo, es que esos nuevos fraccionamientos -así lo asegura su alcalde
Héctor Álvarez- crezca de forma ordenada, pero esto es si dichos
fraccionamientos se generan en su administración, pero ¿y las siguientes administraciones? ¿Qué pasará
cuando a alguien se le ocurra comenzar a dar permisos irregulares?, ¿seremos un
espejo de lo que pasa en El Salto?
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