sábado, 16 de enero de 2016

Entrada a clases (versión con todo y muerto)

Por Daniel Ontiveros

La última vez que intenté entrar a la UdeG, fue hace 3 años, a Derecho (pero oficialmente le dicen Abogado), pero un problema con poder tener un duplicado de mi certificado, canceló todo el trámite. Después de haber estudiado y hecho el examen.

El año pasado de nuevo hice trámites. La verdad, ni estudié, porque se me olvidó. Me acordé como dos días antes que tenía la guía impresa, pero a esas alturas, pues ya pa que. Y así me la aventé.

Como siempre en Guadalajara para todo se hacen largas filas, y para el examen más. Una hora y pasada esperando para entrar al aula. Ya había visto pasar como 20 veces a los que venden borrador y sacapuntas a 10 pesos.

Ya en el aula, amenazaron lo del uso del celular. No recuerdo cuánto duró el examen, pero para el hambre que tenía cuando salí, y lo entumido que estaba, yo creo que fácil fueron como 4 o 5 horas.

El chiste es que el 12 de enero publicaron las listas de admitidos, y la verdad yo ni esperaba entrar, y contar con tanta buena suerte, de que si entraba realmente iba a poder ir a clases, porque cuando tienes el apoyo de ninguno y la indiferencia de todos, pues pior.

Este miércoles tuve que ir al curso propedéutico, que dice ahí OBLIGATORIO, y pues uno de menso y que no sabe, ahí va a lo obligatorio. El miércoles fue una bienvenida y nos contaron cosas muy bonitas. En una hora nos despacharon.  Desde casi Tototlán, tuve que acortar las actividades de mi trabajo para llegar a las 5 de la tarde, ¡y para eso!. A las 6 ya estaba afuera.

Y para darme baños de pueblo dirían, me tenía que regresar en camión. Tenía todo en la mente, el Tur que va a la central, o el 275 B en color naranja. Pues el Turquesa nunca lo vi que pasara. (esto ahí por donde está la Cruz Verde Delgadillo Araujo). Tomé el 275 B, color naranja.

El camión iba un poco vacío, y pensé que chido, así que siga hasta la Central Nueva. El marrano del chofer que no se le puede decir de otra forma, se le metía a los carros, pitaba a quien se le pusiera enfrente, apenas tenía el pie arriba del camión el último que subía y daba el arrancón. Y así fue todo el camino hasta la central. Hizo como 40 minutos.

Ya a las casi 7:00 de la tarde, bajarse por la carretera a Zapotlanejo, a la altura de la central, lo único que ilumina la avenida en un letrero de Telcel, porque todas las luminarias están apagadas. Todas.

El jueves no pude ir porque mi trabajo lo impidió. El viernes tenía que ir aunque sea para ver si ahora sí decían algo interesante y que me sirviera para la escuela. Y ahí va el menso de Daniel, otra vez a las carreras.

Y la misma historia, lo único que supe es que no podía tomar clases de otro idioma, porque simple y sencillamente no tienen espacio.

El regreso ayer, ya fue más tarde, eran casi las 7 de la tarde. Tomé la misma ruta del camión anaranjado, pero aquí lo diferente es que ya estaba atascado de gente.

El chofer, igual de puercazo que el otro, pitando, dando arrancones, corriendo lo más que se pudiera, aunque fuera una cuadra, es más hasta cruzó la Calzada y eso que casi nos embarramos en el Choribus. Subía y subía gente, que no supe donde cupimos tantos en ese camión.

Ahora el trayecto fue de más de una hora. Me fumé dos pedos, iba escuchando a un locuaz que en su celular traía música de Chente Fernández, a una mujer que iba amenazando a otra por teléfono porque no le había apartado su casa. Todo bajo una luz led azul chiclamino.

En eso de las demandas, no se ¿quién es más estúpido?, el que solo se le ocurre decir te voy a demandar para asustarlo, o el que se la cree que lo van a demandar por una estupidez como no apartarle una casa. Y para colmo la acusada, iba también a ingresar a estudiar Abogado.

Para cerrar el tour, me bajé en la plaza que está entrando a Guadalalajara, donde está un Aurrerá y un Vips, porque me estaban esperando en la allí. Para cruzar se supone hay cruces seguros por las obras del tren ligero, pues los carros se lo pasan por el arco del triunfo. Del otro lado de la avenida se veía mucho movimiento.

Resulta ser, que cuando crucé la calle había un taxi estampado en un poste (al chofer le había dado un infarto), y mucha gente alrededor viendo. Apenas habían llegado los policías, le preguntaron algo al chofer y no les respondió, ya se había muerto de un infarto. A lo que viene otra pregunta, se habría salvado si alguien de los metiches supiera primeros auxilios y le hayan dado RCP, porque fácil la patrulla tardaría unos 10 minutos en llegar, lo mismo que tarde en cruzar la avenida de un lado a otro.

Lo único que alcancé a escuchar de los policías es que no tenía pulso y le hablaran al Semefo y la ambulancia.


En dos días todo lo que me pasó, y eso que todavía ni siquiera entro a clases. Chale. 

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