Cuando no estás seguro ni en tu casa

En 2008, recién estrenaba residencia en Zapotlanejo, y ocurrió lo que nunca pensé -al menos no en tan poco tiempo-, llegó un señor afuera de la casa que se le veía el nerviosismo a flor de piel, porque le habían robado la camioneta en la que venía de Guadalajara en Las Cuentas. En ese entonces todavía estaban aquellos árboles grandes en el puente.

Era un domingo en la tarde, y le indicamos donde estaba la presidencia para que buscara a la policía. Lo más seguro es que esa camioneta ya nunca la volvió a ver.

Este tipo de historia, en lugar de ser más esporádicas, son más comunes. A 7 años desde ese 2008, es peor estar en las calles, oscurece y todo mundo comienza a resguardarse por el miedo a ser asaltado.

En Guadalajara, donde viví desde muy chico, este era y es el común de todos los días: estar todo el tiempo vigilando que no te vaya a pasar algo malo, ves a toda la gente con desconfianza, al que va muy cerca de ti, al que se acerca a hablar y no lo conoces. En el día y en la noche estas a expensas de que te roben, que vayas en el camión y lo asalten, este es el pan de todos los días. Pero había una escapatoria: salir de la ciudad.

En las ciudades pequeñas no se veía tanta inseguridad hasta hace unos 5 o 6 años, un ejemplo era Zapotlanejo, podía salir en la noche y estaba un poco más tranquilo que en la gran ciudad. Ahora tienes que cuidarte como si estuvieras en Guadalajara.

En tu casa te tienes que encerrar con todos los candados, si dejas el carro afuera tienes que ponerle mil inventos para que no se lo roben. Ya no puedes salir en el día tranquilamente ni siquiera en las calles del centro, porque son más los conocidos que les ha tocado que los asalten en la calle, que se metan en sus casas a robar, que dejen el carro estacionado y cuando regresan ya no lo encuentran.

Pero no solo pasa en Zapotlanejo, aquí es un caso especial, estamos empezando a sufrir la maldición de estar tan cerca de la Zona Metropolitana y ser vecinos de Tonalá, Tlaquepaque y El Salto, los municipios con más delincuencia, y que los ladrones ya han encontrado aquí su minita de oro y de forma más fácil que en Guadalajara.

Tepatitlán, otro punto negro

Hasta hace alrededor de 4 años, podía salir en lo que era esta ciudad tranquila, a media noche, en la tarde, caminar tranquilamente y no te pasaba absolutamente nada. Aunque Tepatitlán ya era una ciudad grande de 100 mil habitantes, no pasaba de encontrarse a algún vagabundo conocido por las calles. Hoy no, la historia es diferente.

Los robos a las personas que van caminando, a los comercios, a los vehículos están a la orden del día. Robos a manos armada se dan en el centro de Tepa, robos de autos a plena luz del día, asaltos a las viviendas, y si uno tiene mucha mala suerte, hasta dos o tres veces roban la misma casa. Y todos estos casos que comento no son inventados, me lo han contado las propias víctimas, que se encuentran desconcertadas a lo que ocurre en Tepatitlán, porque ha dejado de ser la ciudad tranquila que durante muchos años fue el ejemplo. Hoy sufre la maldición de las grandes ciudades y la incompetencia de las autoridades para poder resolver este problema, que prácticamente ya se les salió de las manos.

Si en Zapotlanejo, se tuviera una policía que se respetara un poco más como en Tepatitlán la cosa sería distinta, pero no, en Zapotlanejo, muchas personas se burlan de los policías en sus caras y no pasa absolutamente nada. Este problema en Zapotlanejo, parece ya no tener solución, nos hemos convertido en una colonia de la periferia de la ciudad, donde solo estamos esperando a qué hora vamos a ser víctima de los ladrones, porque de seguro nos va a tocar (una o más veces).